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Chaparral no olvida: familias buscan verdad sobre la masacre de La Siberia
Tomadas de la UBDP.
Chaparral, en el sur del Tolima, ha sido uno de los municipios más golpeados por la violencia en Colombia. Tiene tras de sí una historia marcada por el conflicto; sin embargo, las víctimas hoy, más que nunca, sostienen la bandera de la memoria para no olvidar y nunca repetir estos crueles hechos.
La violencia, que fue generalizada en todo el país, tiene como punto de partida la guerra bipartidista: una génesis de muerte que comenzó con el asesinato del candidato liberal a la Presidencia de Colombia, Jorge Eliécer Gaitán, en 1948. El magnicidio, que se convirtió en símbolo de la visceralidad política, enfrentó rápidamente al pueblo colombiano, victimizando especialmente a la ruralidad, en una espiral de barbarie, justicia por mano propia e impunidad.
En el marco de la inestabilidad política de la casta gobernante, liderada por el Partido Conservador y el Partido Liberal, y tras años de violentos ataques entre “Godos” y “Cachiporros”, llegó la dictadura militar encabezada por Gustavo Rojas Pinilla.
Durante el mandato de la Junta Militar de Rojas Pinilla tuvo lugar la masacre de La Siberia, Chaparral, ocurrida en 1956. Ya en ese punto, el municipio era el epicentro de las luchas agrarias y políticas liberales de la época. En esta tierra se gestaban las llamadas repúblicas independientes, controladas por grupos insurgentes liberales que más tarde evolucionaron a una estructura político-militar nacional, las FARC-EP.
La masacre
En ese contexto, fueron asesinados tres militares, un hecho cometido por las guerrillas liberales. Los testigos que han narrado su historia a la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) dijeron que la masacre ocurrió en plena recolección de café, en el mes de abril de 1956.
A través del libro Chaparral: una ciudad con historia, publicado en 1997, se conocieron detalles testimoniales de la magnitud de la masacre. “Cerca de quinientas personas —hay que repetirlo hasta el cansancio para que no se olvide— fueron asesinadas en esa forma y enterradas en fosas comunes, a partir de aquel terrible 25 de abril”, señala el libro.
El asesinato de los tres militares provocó una reacción letal de la fuerza estatal. “Llegaron a la vereda a fusilar sin piedad”, contó uno de los sobrevivientes, Pedro Joaquín Cocomá, de 80 años, que para la época tenía 11.
“Luego del hecho, la orden de la autoridad local de ese entonces —que era militar— fue quitar la vida a 100 civiles por cada uniformado. Por eso se hizo un despliegue en veredas como Santo Domingo y La Siberia”, narró. Alrededor de 300 campesinos perdieron la vida.
Tras la masacre, la comunidad esperó cuatro años para brindar un entierro digno a sus familiares: exhumaron los cuerpos y procedieron a inhumarlos en el camposanto San Juan Bautista de Chaparral.
La búsqueda
En 2021, Pedro Joaquín Cocomá, su hija y su esposa se acercaron a la UBPD con la finalidad de hallar a sus familiares. Dieron información genética y testimonial. A ellos se sumaron otras víctimas de este hecho, familias como los Méndez, Moreno, Barreto y Sánchez.
Quieren saber si los cuerpos que recuperó la comunidad en 1960 corresponden a sus familiares, además de mantener una memoria histórica sobre el hecho, una manera de encontrar reparación por el asesinato cometido por parte del Estado. Se presume que en las veredas existen varias fosas y solo una de ellas fue intervenida por los habitantes de esa época. Esa deuda histórica —y la necesidad de obtener respuestas— ha llevado a que desde 2021 varias familias se hayan acercado a la Unidad de Búsqueda, explicó la entidad.
Ancizar Barreto, otro sobreviviente, tiene como un tesoro invaluable un álbum de fotografías que ha sido parte esencial de la investigación de la UBPD, así como objetos personales. Los hermanos Méndez Martínez guardan un encendedor que pertenecía a su padre, Adelmo Méndez. “Fue la pista para saber que se encontraba sepultado en esta zona rural junto con otros cuerpos”, expresa Lilia Méndez de Pérez, quien hoy tiene 84 años.
Según Luz Janeth Forero Martínez, directora general de la entidad, los esfuerzos del equipo encargado se centran en tres sitios de interés forense. En uno de ellos se espera hallar respuestas sobre las personas desaparecidas en La Siberia.
“El deseo de las familias es encontrar a sus seres queridos y dejar un precedente en la historia del país sobre lo ocurrido en el Tolima, para que no quede en el olvido”, explicó Claudia Beltrán, investigadora de la UBPD Tolima.
Las víctimas guardan la esperanza de encontrar respuestas, dar con las identidades de los cuerpos y preservar la memoria de lo ocurrido. Que nadie nunca olvide que, hace 70 años, en vereda La Siberia de Chaparral, hubo un crimen de Estado donde asesinaron cientos de campesinos.
*Realizada con información obtenida de la Unidad de Personas Dadas por Desaparecidas UBPD.
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