Periodismo de análisis y opinión de Ibagué y el Tolima

Destacadas

Angie Sofía, la niña escritora que puso a Ibagué en el mapa de la literatura iberoamericana

Angie Sofía, la niña escritora que puso a Ibagué en el mapa de la literatura iberoamericana

Angie Sofía Páez, la niña tolimense que representó al departamento en el más importante concurso iberoamericano de escritura infantil.

Por: Jhenifer Rodriguez

Angie Sofía Páez Olaya nació en un hogar en el que la pedagogía y la literatura eran parte del día a día. Su madre, Lorena Olaya, es docente de Ciencias Naturales, y su padre, el reconocido poeta Miguel Páez, es maestro de Literatura.

Lejos de imponerle los libros, sus padres encontraron el modo de despertar en ella el amor por las historias, y este trascendió rápidamente el ejercicio de la lectura para convertirse en la pasión por narrar. Angie Sofía lee desde los 4 años y escribe desde los 6.

“A los 6 años, ella escribía relatando sus dibujos... Es decir, dibujaba y describía las acciones de sus dibujos”, cuenta su madre.


 A los 7 años, Angie participó en el concurso de producción literaria infantil “Ibagué, te canto y te cuento”, de la Biblioteca Pública Alfonso Viña Calderón, creado por la Secretaría Municipal de Cultura de Ibagué, en el que obtuvo el segundo lugar en la Categoría B (7-8 años).

Macondo sí tiene quien le escriba

Gracias a la curiosidad y disciplina que cultivaron en ella, con apenas diez años Angie Sofía logró algo extraordinario: fue ganadora y única representante del Tolima en uno de los concursos literarios más importantes de América Latina y el Caribe, Macondo sí tiene quien le escriba, organizado por la Fundación Gabo y la CAF – Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe, para niños y niñas de 10 a 13 años. 

             
                    

“Todo empezó porque mi papá vio el concurso en internet y se lo envió a mi mamá. Vimos que el premio era un viaje por el Caribe y nos pareció muy chévere”, recuerda Angie Sofía.

Desde ese momento, su madre y ella —que además de madre e hija son un equipo indisoluble que comparte una tierna complicidad— se dispusieron a estudiar la obra de Gabriel García Márquez, Cien años de soledad.
 

Sofía se propuso lograr que, en cada aspecto del cuento con el cual concursaría, se pudiera sentir la influencia del Nobel de Literatura colombiano, pero también el vínculo madre e hija que para la joven autora es tan significativo en su vida. Así nació el cuento que puso a Ibagué en el mapa de la literatura infantil de América Latina: “La noche de los peces bailarines”.

Este cuento narra la historia de la hija de una profesora rural que solo se ve con su mamá los fines de semana, pero un día su madre la invita al pueblo en el que enseña, un lugar muy parecido a Macondo, donde la niña descubre un inmenso río que se asemeja al Magdalena y en el que hay peces dorados brillando en las profundidades.

Una experiencia inolvidable

Aunque el viaje de premiación cubría únicamente a Sofía y a un acompañante, su padre no quiso perderse un momento tan significativo en la vida de la niña. Con esfuerzo y emoción, encontró la manera de viajar junto a toda la familia. Fue así como Sofía, acompañada de sus padres, emprendió la mágica travesía.

Con el cuento de la autora ibaguereña, fueron seleccionados veinte relatos en total, provenientes de otras regiones de Colombia y de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, México, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay.

Durante el recorrido por lugares emblemáticos de la obra y la vida de Gabriel García Márquez —como Aracataca, Barranquilla y Cartagena— Sofía vivió una experiencia que marcó su vida para siempre al conocer niñas y niños de toda Iberoamérica y el Caribe. Con sus nuevos amigos y colegas escritores intercambió risas e historias, pero además conoció acentos y tradiciones que la llenaron de asombro y cariño.

Su carisma y sensibilidad llevaron, a la muy joven autora, a ser escogida para pronunciar las palabras de cierre en la ceremonia de entrega de los reconocimientos, un momento en el que, con voz firme y emocionada, habló sobre la importancia de escribir para contar quiénes somos y de nunca dejar de soñar con un mundo más justo y lleno de imaginación.

Al volver a Ibagué, Angie Sofía retomó su rutina cotidiana de ir a estudiar, llegar a ver un programa, hacer tareas, jugar y, especialmente, leer, soñar y escribir, con la certeza de que su talento la puede llevar muy lejos.

                

Siguenos en WhatsApp

Artículos Relacionados