Periodismo de análisis y opinión de Ibagué y el Tolima

Columnistas

“El derecho al descanso: una larga jornada por la dignidad laboral”

“El derecho al descanso: una larga jornada por la dignidad laboral”

Por Jonathan Ortiz T.

Geólogo-investigador


En una Colombia que aspira a un futuro más justo y equitativo, donde los derechos de los trabajadores se respeten y la calidad de vida no sea un lujo, es fundamental poner en el centro de la discusión el tiempo de descanso como un derecho irrenunciable.

La jornada laboral extendida, el estrés laboral crónico, y la falta de descanso adecuado no solo afectan la salud de las personas, sino que, paradójicamente, terminan reduciendo la productividad y el bienestar de toda la nación. Y aquí está la clave: un trabajador descansado es un trabajador eficiente.

No podemos seguir viendo la productividad solo desde la perspectiva de las horas trabajadas. Ser productivo no es estar siempre ocupado; es saber cuándo hacer una pausa, cuándo reponer fuerzas y cuándo permitir que la mente fluya libre de las presiones del tiempo.

Este debate se ha hecho más urgente con la propuesta de consulta popular que se plantea en Colombia, un llamado a revisar las condiciones laborales del país. Entre las propuestas, la reducción de la jornada laboral y el pago justo por horas extras cobran especial relevancia. Si bien la jornada laboral no puede extenderse indefinidamente, lo que no se debe permitir, bajo ninguna circunstancia, es que las horas extras, el esfuerzo adicional que los trabajadores realizan fuera de su tiempo establecido, no tengan una remuneración justa.

En la actualidad, muchas personas en Colombia enfrentan jornadas que superan las 8 horas diarias. Este tipo de jornadas prolongadas no solo afectan la salud física y emocional de los empleados, que si no se remuneran adecuadamente, también perpetúan un ciclo de injusticia económica. Es esencial que las horas adicionales de trabajo sean reconocidas como lo que son: un esfuerzo extra que debe ser recompensado de manera proporcional, y eso no solo implica un pago justo, sino también el respeto a la dignidad de cada trabajador.

La propuesta de que las horas extras tengan una remuneración adecuada no solo es un acto de justicia, es una forma de garantizar que el trabajador reciba lo que se merece por su esfuerzo y dedicación.

En otros países del mundo, como los miembros de la Unión Europea, la cultura laboral ha dado un giro hacia un enfoque más equilibrado, donde el trabajo y el descanso tienen el mismo valor. La jornada laboral está pensada no solo para maximizar la productividad, sino también para asegurar que los empleados tengan tiempo suficiente para disfrutar de su vida personal y descansar adecuadamente.

En estos países, la reducción de la jornada laboral y el pago de horas extras no son solo políticas de bienestar, sino también de eficiencia. Aumentar el tiempo de descanso de los trabajadores ha demostrado ser una estrategia que, lejos de afectar la productividad, la potencia, ya que trabajadores más descansados, comprometidos y satisfechos con sus condiciones laborales son más productivos y creativos.

Colombia no puede seguir anclada a un modelo obsoleto, que ve al trabajador como un recurso a exprimir. La propuesta de reducir la jornada laboral y garantizar el pago por horas extras es una oportunidad para transformar esa cultura laboral. Es una llamada a repensar cómo queremos que se vea el futuro laboral del país. No se trata de menos trabajo, sino de trabajo bien hecho, con los descansos necesarios para mantener la salud física y mental.

La consulta popular no se trata solo de una reforma económica o política, sino de una revolución en la forma de concebir el trabajo. Un trabajador descansado es un trabajador que rinde más, y es un trabajador que vive una vida más plena. Al igual que en otros países con economías fuertes y desarrolladas, Colombia puede liderar este cambio, demostrando que un modelo laboral más justo no solo mejora la calidad de vida de las personas, sino que también optimiza los recursos de la nación.

El descanso no es un lujo, es una necesidad, y el tiempo adicional de trabajo que se realice fuera de la jornada laboral debe ser justamente remunerado. Las horas extras deben ser bien remuneradas, porque de lo contrario estamos hablando de explotación, no de trabajo. La jornada laboral no puede seguir siendo un obstáculo para el bienestar humano.

Los colombianos no solo somos productivos por estar al servicio de los patrones durante horas interminables, sino que debemos serlo porque tenemos la oportunidad de recargar energías, de descansar y de tener tiempo para la vida.

Este es un momento crucial para exigir, como sociedad, que la jornada laboral sea una jornada respetuosa de los derechos humanos. La jornada laboral debe ser un espacio para que los trabajadores no solo produzcan, sino que también se cuiden y puedan disfrutar de la vida. Ser productivo no significa estar esclavizado al trabajo. De ser así, la consulta popular no es solo una propuesta política, es una demanda de justicia social. Es hora de que los derechos laborales sean una prioridad en Colombia, y que el trabajo se convierta en una herramienta para el bienestar, no para el agotamiento.

Siguenos en WhatsApp

Artículos Relacionados