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Análisis

El uribismo el damnificado con el triunfo de Biden

El uribismo el damnificado con el triunfo de Biden

El miedo, el costrachavismo ni el comunismo,  no están funcionando en ninguna parte, ni menos, desde luego, en la casa del Tio Sam. 

Esa es la conclusión que queda después de la disputada campaña gringa, donde estos elementos de temor no faltaron y fueron empleados a fondo por el presidente Donald Trump, especialmente en La Florida, residencia de una buena cantidad de exiliados cubanos y de latinos. 

Allí, el hombre que orientó los cuatro años de gobierno más turbulentos que recuerden los americanos, utilizó ese lenguaje que el uribismo (Centro Democrático) ha implementado como matriz de una estrategia de miedo, odio, rencor  y desprestigio contra sus adversarios, y que infortunadamente, cala en sectores vulnerables carentes de educación y, por ende, de juicio, criterio y capacidad crítica para discernir entre la mentira y la verdad.

Por eso, Trump, una persona sagaz, pero infinitamente ignorante y torpe, sin cultura ni capacidad política, lleno de plata, según dicen, conseguida con trampas, truculencias y corrupción. Un político sucio, mentiroso, sin escrúpulos, racista, xenófobo y machista, era la persona indicada para acoger la doctrina propagandística de Goebbels que aconseja y practica el uribismo, como quedó demostrado especialmente con los votantes de La Florida.

Por fortuna, el castrochavismo y demás inventos y cuentos de terror del uribismo para atemorizar y confundir electores, no funcionó en los Estados Unidos, como tampoco en Argentina, México, Bolivia y Chile, hasta el momento. Parece que es una estrategia que ya no les funciona y ahora se inventan "las nuevas Farc" y "El neocomunismo". 

Ante el fracaso de la mentira y el engaño como método de lucha política, el gobierno Duque (CD) que se la jugó por Trump, ahora con la victoria de Biden, tendrá que cambiar de aliado como fácilmente ya comenzó hacerlo junto a su Embajador Francisco Santos. 
Y aunque no creemos que se presentarán cambios fundamentales en la política exterior de los Estados Unidos frente a sus aliados en Latinoamérica, lo cierto que en temas de derechos humanos, ambiente (cambio climático) y paz, será distinta a la de Trump.
 
En este sentido, el ahora presidente electo Joe Biden, cuando era Vicepresidente de Barack Obama, participó en los acuerdos de Paz de La Habana, y seguramente los impulsará de nuevo; también en políticas ambientales el nuevo gobierno gringo es consciente del cambio climático en lo que no cree Trump y se ha pronunciado en contra del uso del fracking. Y en cuanto a derechos humanos, el mismo Biden, ganó las elecciones gracias a que pudo formar una amplia coalición de fuerzas políticas y sociales encabezadas por el partido Demócrata, integrando diversos sectores donde hasta la población LBGT participo de la alianza. 

Sobre el tema, el The New York Times en español dice que: "La victoria de Biden equivalió al repudio de millones de votantes exhaustos con la conducta divisoria y el gobierno caótico de Trump e hizo posible una alianza improbable de mujeres, personas de color, votantes jóvenes y mayores, y una tajada de republicanos marginados. Trump es el primer titular en perder la reelección en más de un cuarto de siglo".

Y Más adelante agrega el influyente diario estadunidense: "Biden, ofreció un mensaje de sanación que apelaba a los estadounidenses desde la extrema izquierda hasta la centroderecha. Construyó una causa común al prometer un alivio a la diatriba incesante y la deshonestidad de la presidencia de Trump".

Estos vientos de cambio que soplan en las diferentes latitudes, y sobre todo lo sucedido en las elecciones de los Estados Unidos, nos hacen pensar que los damnificados directos en Colombia, son los uribista y su gobierno autoritario que representa todo lo que es Trump. 

Con la derrota del miedo, la mentira, el engaño y la trampa, se abren caminos de transformaciones y unidad que los diversos sectores democráticos colombianos deben asimilar, así como lo han hecho en otros países, incluyendo al coloso del Norte. 

Sabemos que no es fácil, pero deponiendo sectarismos, dogmatismos y egocentrismos, se puede aspirar hasta lo imposible.

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