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Un Tercerazo con sentido

Un Tercerazo con sentido

La carrera tercera ha sido icónica para la ciudad de Ibagué, ha sido querida y odiada por sus habitantes, unos la quieren porque es el sitio donde consiguen su sustento bien sea en trabajos formales o informales. Otros la odian porque es el corazón del centro de la ciudad y principalmente los fines de semana y temporadas altas la tercera se inunda de pueblo. 

La tercera es transitada diariamente por cientos de personas, propias y extrañas de la región, unos apurados por cumplir horarios, otros en su propio negocio en el que el reloj no importa y otros que la  recorren de arriba a abajo mirando vitrinas buscando promociones. Pero es precisamente ese diario vivir, la costumbre y la cotidianidad lo que no permite ver la otra tercera.

 

Ibagué no solo tiene una tercera, tiene muchas terceras y todas ellas son propias de los ojos que las miran. Existe la tercera del pintor, la del vendedor de spinners, el cantante, el violinista, la estatua humana, el culebrero, el que adivina la suerte, el que vende el jarabe para el mal de estomago o el vermífugo;  incluso existe una tercera diferente en el vendedor de claro, el policía. En fin, son muchas.

Pero aun así, con esa aparente variedad de mercado persa que nos ofrece, hay una tercera que se es constante y poco detallada. Si bien es cierto que la tercera conserva poco de su arquitectura original, en las últimas décadas la estructura de los locales comerciales ha cambiado poco o casi nada, siendo esto lo que precisamente ignoramos todos los caminantes de esta calle.

En esta vía reina del comercio de Ibagué  no solo es calle peatonal. La tercera tiene un segundo piso que es habitado por otros comercios que no se vemos porque pocas veces alzamos la mirada.

De la diez a la quince son varios los sitios. En la diez se encuentra un club de ajedrez, pero actualmente parece estar abandonado, aunque su letrero permanece. Más abajo en la calle once, es donde la tercera empieza a ser consumida por grandes edificaciones a la derecha el edificio Combeima a la izquierda el Banco de la República, unos pasos más y hay más edificios, hoteles, cafeterías, bancos. La esquina de la doce tiene un olor particular es una mezcla de café, pan y pollo.

Cruzando la calle en la esquina de la derecha en el segundo piso de la Rebaja droguería hay una cafetería que no es muy frecuentada pero es un lugar ideal para una buena charla. Pero la esquina de la izquierda, el segundo piso es el que quizás ha sido testigo de innumerables momentos, su estructura sigue como en un principio fue concebida por Don Nicolás Rivera. Esa esquina ahora huele a empanadas, pero no es una empanada tradicional, es una empanada horneada que ha forjado su buena fama por el rico sabor que la gente dice que tienen. Estas dos esquinas dan inicio a lo que sería el sector comercial de la carrera tercera en todo su esplendor.

La doce con tercera ha sido el tradicional tertuliadero y lugar de encuentro, también   es un torbellino de olores en el costado izquierdo además de disfrutar el olor a empanada también huele a pollo y después al menú del día, que normalmente son frijoles o pastas, pero justo al frente de todos estos olores y sabores de aliños y especias tradicionales de la comida de sal, está el postre; huele a dulce, huele a donuts.

En la siguiente cuadra, la trece, el panorama tiene un cambio drástico, pues las plantas superiores de la mayoría de edificaciones sirven de vitrinas de exhibición de los productos que venden. Lo diferente allí es una casa de vestidos de novia, un bar de música rock, del que pocos saben que su ingreso es por la parte de atrás. De ahí a la quince, que es donde finaliza este recorrido el segundo nivel de la tercera no es variado, ni tan colorido como lo que nuestros ojos frecuentan.

De la quince hacia abajo y hasta la 19, sigue el mismo comercio pero los precios de los artículos bajan, algunos aseguran que los estratos sociales también se reducen, pero en definitiva sigue siendo la arteria por donde corre la historia de la capital del Tolima, con sus virtudes, aciertos y perversiones. Es el ángel pero el demonio a la vez. 

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