Por: Marco Emilio Hincapié

Las decisiones trascendentes para la transformación del Tolima no se toman pensando únicamente en los derechos adquiridos, sino en la responsabilidad histórica que tenemos frente a nuestro territorio y el país.

Esa fue la convicción que nos acompañó desde el mismo momento en que más de 20.300 tolimenses depositaron su confianza en nuestro proyecto durante la consulta del pasado 26 de octubre; una jornada que, pese a las dificultades y los intentos de sabotaje, demostró que el Tolima está dispuesto a defender la democracia y apostar por un proyecto progresista.

Ese triunfo nos otorgó un derecho claro: encabezar una lista cerrada a la Cámara de Representantes. Era, sin duda, el camino natural dentro de las reglas de la consulta. Sin embargo, desde el inicio dejamos claro que nuestra lucha no debía enfocarse en reclamar posiciones individuales, sino en abrir caminos colectivos. El progresismo ha demostrado una y otra vez que su fuerza no radica en los nombres, sino en la capacidad de construir mayorías que impulsen transformaciones reales.

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Por eso, cuando la Mesa Departamental del Pacto Histórico discutió el rumbo del proyecto progresista, nuestra posición fue firme: debíamos apostar por una lista amplia, unitaria y de voto preferente, que representara no solo el triunfo en las urnas, sino el deseo profundo de los tolimenses de consolidar un Frente Amplio que sea capaz de lograr dos curules, disputar el poder político y convertirse en la primera fuerza del departamento.

Renunciar a encabezar una lista cerrada no fue una decisión menor. Pero entendimos que la responsabilidad que nos entregó la ciudadanía no era la de ocupar un lugar, sino la de abrir puertas. Y eso solo es posible cuando se prioriza el proyecto colectivo sobre las aspiraciones personales. La política no puede reducirse a cupos ni jerarquías: es una herramienta para organizar la esperanza.

Hoy, más que nunca, necesitamos una lista construida desde la diversidad democrática del Tolima, que convoque a las fuerzas alternativas, sociales y populares a unirse alrededor de un proyecto que defienda la vida, la justicia social, la transparencia y la paz. Un proyecto que esté a la altura de las exigencias de un pueblo cansado del barretismo y del hurtadismo.

Nuestro compromiso permanece intacto. Seguiremos trabajando para que el Frente Amplio en el Tolima sea una realidad y para que nuestra región juegue un papel decisivo en la transformación que Colombia necesita. El triunfo del 26 de octubre fue un mandato ciudadano y ese mandato lo honramos impulsando la unidad, no la división; la generosidad, no el cálculo individual.

El progresismo se construye con actos, no con discursos. Y estamos convencidos de que este paso que dimos es la demostración más clara de que el Tolima está listo para consolidarse como un territorio de cambio, dignidad y esperanza.

Más allá de nuestro contundente triunfo electoral del 26 de octubre, queremos que se nos recuerde no por el lugar que pudimos ocupar, sino por las puertas que decidimos abrir. Porque el progresismo se demuestra con hechos y hoy reafirmamos que estamos del lado de la unidad, de la grandeza colectiva y de la construcción de un proyecto capaz de transformar al Tolima.