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El Tolima no necesita cruzadas personales
Por Elí Zuleta
*Médico cirujano
Cuando uno ve a la profe Martha Alfonso, representante por nuestro Departamento del Tolima, y compañera de pluma, en este noble espacio de opinión, arremeter en redes contra todo lo que mínimamente huela a antipetrismo, tanto así que no pierde el tiempo para atacar a sus mismos compadres ideológicos y hermanos de aquella fe reformadora, cósmica, humana y defensora mundial de la vida, cada vez que no se alinean a la narrativa oficial.
Como es el caso del bochornoso vídeo que publicó diligentemente en sus redes, con la intención de desacreditar a su hermano de fe, el mechudo de la UNGRD Carlos Carrillo, donde argumentó y citó, que éste último: “le estaba haciendo la tarea a la gobernadora”. Declaraciones que me llevan a pensar, que el verdadero enemigo del petrismo no es un uribista confeso como yo, si no más bien que ese enemigo termina siendo su propio ego reflejado en el espejo que compite diariamente por la atención y elogio de nuestro presidente Arcadio.
Llama aún más la atención que nuestra representante en vez de buscar articulación con la gobernación para generar gestiones en pro de nuestro departamento, prefiera entonces, apalancándose desde una figura de poder obtenida por medio del voto popular, armar discursos panfletarios y poco constructivos que en nada ayudan al Tolima. Tal parece que nuestra representante se quedó eclipsada por la ineptitud del verbo errático del último de los Buendía. cuando se tomó nuestra plaza Murillo Toro a punta de recursos públicos para efectuar una de las participaciones en política más descaradas que haya tenido un mandatario en este platanal, igual o peor que los tres “huevitos” de Uribe o las tres “P” de Duque.
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Sin duda nuestra representante tan impactada y llena de gracia por haber compartido tarima con el ilustre sancionado en la lista Clinton, pues se quedó viviendo en ese momento cual ‘loop repetitivo’.
Y en aras de competir por el amor de su flamante líder, no perdió la oportunidad para atacar a Carrillo por realizar una gestión que no favorece a la Gobernadora si no al pueblo tolimense.
La profe Alfonso debería entender que representar al Tolima implica mucho más que posar en pro del gobierno y sus reformas, puesto que no se trata si Carrillo actuó bien o actuó mal, si no de que en cualquier episodio relacionado ya sea con Adriana Magali o Johanna Aranda, aparece nuestra representante haciendo puestas de escena en donde lo importante no es el fondo, si no la cámara, y el problema no es la diferencia ideológica, sino ese afán recalcitrante por ser tendencia entre las filas petristas.
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Curiosamente en su cruzada por demostrar su pureza revolucionaria y feminista, nuestra congresista ha terminado por jugar en contra de los mismos tolimenses y de las mujeres empoderadas por voto popular por los que dice defender. Siendo muy evidente su incapacidad para tender puentes con la administración departamental, encabezada por Adriana Magali, esto no es muestra de coherencia sino de ceguera política, puesto que no se debería legislar y representar desde un orgullo ideologizado, sino desde el diálogo. Pero claro, para eso debería entender primero que el poder no se sostiene a punta de discursos panfletarios.
Mientras la Gobernadora intenta gestionar recursos, coordinar proyectos y trata de mantener a un departamento a flote a pesar de la crisis nacional, desde el petrismo local se dedican a marcar distancia para quedar bien con un presidente que poco o nada hace por esta región y es que la fe ciega a un caudillo parece importar más que el progreso del Tolima, por lo que no pierden la oportunidad para intentar dinamitar cualquier intento de cooperatividad interinstitucional para demostrar lealtad, prefiriendo que se hunda el barco primero con tal de no ser catalogados o confundidos como “enemigos del cambio”.
Es por ello que el Tolima necesita menos gritería y mayor gestión, menos politiquería y más política con amor por el territorio, por el que se pretende representar o legislar, puesto que esto solo nos demuestra que la tradición politiquera de nuestro departamento es, que la indignación compra votos, pero no construye oportunidades reales.
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La profe Alfonso podrá tener sus bases ideológicas bien cimentadas, lo cual admiro, pero si sus actuaciones no van encaminadas en representar idóneamente al departamento, pues entonces toda su narrativa no es más que ruido. Puesto que hace tres semanas se quejaba del recorte presupuestario para el Tolima por parte del gobierno nacional, pero luego, ante la polémica con Carrillo sale argumentando que Petro tiene al departamento como a una niña consentida de la nación, entonces uno se pregunta ¿en dónde quedó la coherencia?
Y sí, quizás su base electoral admire su discurso combativo, pero en el Tolima la gente sigue esperando hospitales que funcionen, vías transitables y seguridad rural -a propósito de la escalada de violencia- teniendo en cuenta que lo que necesitamos no son cruzadas morales e ideológicas, sino funcionarios capaces de trabajar en armonía con todos los sectores sin importar las inclinaciones políticas, Por lo que gobernar no es beatificar, y representar al Tolima no es sinónimo de oposición, puesto que lo importante es defender los intereses de los tolimenses ante cualquier gobierno, incluso contra el propio, mas no es una posición propagandística para hablar de las virtudes que ha hecho el caudillo por el Tolima, cuando todos sabemos que no es así.
Si la profe Alfonso quiere continuar con su proyecto político que lo diga de frente, pero mientras tanto debe recordar que fue elegida para defender los intereses del Tolima y no para defender los intereses del Presidente Arcadio.
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