La normativa se dirige a una decena de plataformas, pero podría ampliarse a más empresas tecnológicas. Ante esta decisión, muchos países seguirán de cerca el impacto que pueda generar esta  prohibición y de esa manera entrar a replicarla.

La norma que traslada la responsabilidad directa a las plataformas digitales, exige a las redes sociales  Facebook, Instagram, Threads, TikTok, YouTube, Snapchat, X, Reddit, Discord y Kick "medidas razonables" para identificar y desactivar cuentas de usuarios por debajo de la edad permitida. 

A propósito, en el caso de Colombia la situación de los niños presos de las redes sociales, ha venido siendo analizada a profundidad por el experto en educación Julián de Zubiría, director del Instituto Alberto Merani, quien en múltiples oportunidades ha  advertido sobre los enormes riesgos de las redes sociales para niños y jóvenes.

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Dentro de las problemáticas, subraya problemas como adicción, baja autoestima, depresión y ansiedad. En ese sentido, apoya medidas regulatorias como la prohibición en menores de 16 años, señalando a Instagram como una plataforma especialmente peligrosa por su impacto en la salud mental y la exposición a contenidos nocivos. 

Por eso aboga por una mayor protección y cuidado adulto frente a la falta de regulación estatal y familiar.  Hace énfasis en que las redes sociales han vuelto adictos a los niños, generando ansiedad, depresión y problemas de autoestima, especialmente por la comparación social y la presión por la imagen perfecta.

Considera que Instagram es la  plataforma más peligrosa, debido a su impacto negativo en la autoimagen, los trastornos alimentarios y la exposición a depredadores y adultos con intenciones peligrosas, incluso cuando los padres crean las cuentas.

De Zubiría crítica la falta de regulación, pues estima que la ausencia de controles familiares, escolares y estatales, permiten un anonimato que facilita el acoso y la manipulación, y señala que las medidas formativas no son suficientes.

Además, resalta que el deterioro cognitivo y social es alto debido al uso excesivo de las redes sociales, pues reducen la capacidad de concentración, retención de información y la calidad del sueño, afectando el rendimiento académico. 

En ese orden,
apoya la prohibición de redes para menores de 16 años, como se discute en Australia, y la restricción en colegios de Bogotá.

Hace un llamado a la acción e insta a adultos, educadores y al Estado a asumir un rol más activo en la protección de la infancia en el entorno digital, investigando y actuando ante los riesgos, en lugar de solo adaptarse al caos digital. 

En resumen, Zubiría aboga por una regulación fuerte y un acompañamiento adulto para proteger a los menores de los graves peligros que representan las redes sociales, que percibe como herramientas que están deteriorando el bienestar de las nuevas generaciones. 

Y ahora una pregunta para los lectores:

Australia prohíbe a los menores de edad el uso de las redes sociales, ¿está de acuerdo o en desacuerdo con esta medida?