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Economía

Ya se piensa en un impuesto al consumo de carne

Ya se piensa en un impuesto al consumo de carne

Los colombianos pagamos varios tipos de impuestos. Están los directos, que se hacen sobre el patrimonio de las personas (casas, terrenos, salarios, entre otros), y luego están los impuestos indirectos, que se hace sobre la manifestación que la riqueza de cada ciudadano (consumo de bienes y servicios). Dentro de los impuestos indirectos hay uno de provoca especial rechazo dentro de los consumidores: el sobrecosto a la “comida dañina”.

Primero fue el impuesto al tabaco, luego el impuesto a las comidas chatarras y ahora se discute acerca de un posible impuesto al consumo de carne (tanto roja como blanca). Aunque aún no ha sido discutido en Colombia, ya comienza a ser comentado en países de Europa, y pareciera seguir el camino del impuesto a las bebidas azucaradas.

Estos tipos de impuestos, además de financiar los gastos del Estado, buscan desincentivar el consumo de algún producto que es nocivo para la salud de los ciudadanos. Estos impuestos no los impone el Estado porque esté preocupados por la salud de sus contribuyentes, sino porque las enfermedades le generan gastos de inversión en atención y cuidados, además de que baja la producción.

Y es que el consumo de carne es alto en Colombia. En promedio cada colombiano come 18 kilos de res, 8 kilos de cerdo y 31 kilos de pollo al año, lo cual aumenta las probabilidades de sufrir problemas de salud como la obesidad, afecciones pulmonares y enfermedades cardiovasculares.

El excesivo consumo de carne provoca deterioro en la salud por el alto contenido de grasas saturadas, aumenta el colesterol, entre otros muchos problemas asociados a las propiedades de la carne.

Encaminados a reducir esos problemas es que implementan los impuestos al consumo mencionados. Una de las intenciones de crear un impuesto que desincentive el consumo de carne es reducir el cambio climático. Según Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, la ganadería es responsable de casi el 15 por ciento de todos los gases de efecto invernadero.

El principal enemigo del posible impuesto sería el lobby que tendría que vencer en cada país. De hecho, en Colombia, debido a la presión de los empresarios, el impuesto a las bebidas azucaradas quedó por fuera de la Reforma Tributaria. El impuesto a la carne podría sufrir igual suerte.

Si bien es cierto que este impuesto a la carne apenas comienza a discutirse en el mundo, y harían falta de 5 a 10 años para comenzar a implementarse en Colombia, ya está el precedente de los 180 países con impuestos al tabaco y los casi 25 países con impuestos a los azúcares. No parece entonces estar tan lejos la posibilidad.

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