La historia de Medina, un burro que enfrentó el fuego y la adversidad, es también la historia de un pueblo que no se rinde. En las áridas montañas de Coyaima, donde el calor del sol se mezcla con la fuerza del viento, el pasado octubre trajo consigo llamas que devoraron todo a su paso. Entre los afectados estuvo Medina, un noble animal que, en su valentía, no pudo escapar del alcance del fuego. 

Cuando los carabineros lo encontraron, sus heridas eran desgarradoras: quemaduras en su lomo y patas, ojos apagados por el dolor, y un jadeo que narraba el sufrimiento que había vivido. Pero también había algo más: un latido terco en su pecho. Medina quería vivir. 

El principio de un milagro

La respuesta no se hizo esperar. Bajo la directriz de la gobernadora Adriana Magali Matiz y el liderazgo del Secretario del Interior, Jesús Alberto Saavedra, Medina fue trasladado de emergencia al Centro de Diagnóstico Veterinario de la Universidad Cooperativa de Colombia (CEDIVAC). Allí comenzó una ardua batalla por su vida. 

El veterinario Efrén Guerrero recuerda los primeros días: “Medina llegó en condiciones críticas. Pero nunca dejamos de creer en su fortaleza. Las quemaduras eran profundas, pero trabajamos en cada detalle, desde la limpieza de las heridas hasta las terapias para su recuperación”. 

Con dedicación y amor, Medina recibió curaciones diarias, suplementos nutricionales y el apoyo de Ponylandia, que ofreció sus instalaciones para que los últimos días de su recuperación fueran en un entorno tranquilo y seguro. 

Un regreso lleno de esperanza

Hoy, Medina volvió a casa, no solo como un sobreviviente, sino como un símbolo de resiliencia y trabajo en equipo. En una emotiva ceremonia, los carabineros de la Policía Nacional lo escoltaron de regreso a la humilde finca donde siempre ha sido más que un simple animal de trabajo: un miembro de la familia. 

Sandra Leal, su dueña, no pudo contener las lágrimas mientras abrazaba a Medina. Su voz temblaba de emoción al expresar su gratitud: “Medina es parte de nosotros, de nuestra vida. Lo que vivimos fue muy duro, pero hoy nos devuelve la esperanza. Gracias a todos los que no se rindieron por él”. 

Un mensaje para todos

El subintendente Gerard Otavo, de la Seccional de Carabineros y Protección Ambiental, resumió el sentimiento colectivo: “Medina es un ejemplo de que siempre vale la pena luchar. Este regreso nos enseña que el bienestar animal no es solo un deber, es un acto de amor”. 

La Gobernación del Tolima también cerró este capítulo con un mensaje de solidaridad. “Este caso nos recuerda que cada ser vivo importa. Seguiremos trabajando para garantizar la protección y el bienestar animal en nuestro departamento”, afirmó Jesús Alberto Saavedra. 

Mientras el sol se ponía sobre las montañas de Coyaima, Medina dio los primeros pasos hacia su corral, más fuerte, más querido que nunca. Esta vez, sus ojos brillaban con una nueva luz: la de una vida recuperada gracias al esfuerzo de muchos. 

Medina ya está en casa, pero su historia seguirá resonando como un llamado a cuidar lo que realmente importa: la vida en todas sus formas.