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La presencia de Jorge Isaacs en Ibagué

La presencia de Jorge Isaacs en Ibagué

El maestro Enrique Saldaña Cifuentes con los escritores Carlos O. Pardo Jorge Eliecer Pardo, y Benhur Sánchez en inauguración del monumento en bronce al novelista Jorge Isaacs.

Enrique Saldaña Cifuentes mira el bronce como si hablara. Cada línea, cada pliegue en el rostro de la escultura de Jorge Isaacs tiene su historia, su respiración detenida en metal. “El arte es también una forma de rescatar la memoria”, dice el maestro, uno de los escultores tolimenses más importantes del presente siglo. 

Su última obra, el homenaje al autor de La María, ubicada diagonal a la Catedral Primada de Ibagué, se ha convertido en un nuevo punto de encuentro para propios y turistas, un rincón donde la fotografía se transforma en acto de memoria conom lo podemos apreciar en las redes sociales donde ya son muchos los personajes que exhiben ese momento como único. 

La obra fue una iniciativa de la Alcaldía de Ibagué, pero la vida, el detalle y la emoción que emanan del monumento son obra exclusiva del maestro Saldaña. Con una técnica paciente, casi alquímica, logró que el bronce respirara. Utilizó el tradicional proceso de cera perdida, un método milenario que exige precisión y arte: primero, una estructura en hierro sostiene el modelado en arcilla plástica; luego, sobre ese molde se levanta una réplica en cera de abejas de apenas cinco milímetros de espesor. Esa cera, una vez derretida en el horno, deja su vacío perfecto: el espacio donde se vierte el metal fundido. 

Después llegan las horas de soldadura, pulido y patinado, hasta que la figura final emerge, sólida, perpetua, como si el tiempo no pudiera tocarla.

Al preguntarle sobre cómo fue el proceso para llegar a la escultura de Isaacs nos dice que: “este trabajo tomó cerca de siete meses”. “Y más allá del esfuerzo técnico, era importante ubicar al escritor en el lugar que le corresponde: en el corazón cultural de Ibagué”.

La escultura forma parte del eje cultural de la calle 10, ese corredor que conecta el Panóptico, el Teatro Tolima y el Conservatorio, tres joyas que resumen la identidad de la capital musical. 

Allí, entre el movimiento de la Plaza de Bolívar y el rumor de los pasos que van hacia el teatro o la música, Isaacs observa. Su mirada de bronce parece buscar las montañas del Cañón del Combeima, donde vivió sus últimos años, entre 1881 y 1895, cuando la enfermedad y el desengaño político lo llevaron a refugiarse en estas tierras tolimenses.

Isaacs caminó estas calles”, dice Saldaña. Vivió cerca de la plaza, escribió, soñó. Por eso la escultura debía estar aquí, donde aún se respira historia”.

Y tiene razón. Porque aunque en el Valle del Cauca se conserva un museo en la casa donde nació el escritor, en Ibagué la vivienda donde murió sigue abandonada, prisionera del olvido y de la propiedad privada, donde no hay posibilidad alguna de intervención. No sé si por la mezquindad de sus actuales dueños o por la no decisión de los mandatarios de realizar un proceso de expropiación, para así convertila en un segundo museo. 

Ese contraste entre memoria y desidia es el que Saldaña busca reconciliar con su arte. “Cuando la gente se sienta junto a la escultura, se toma una foto o lee el nombre en la base, vuelve a darle vida a Isaacs”, explica. Y si quiere ir más allá, escanea el código QR donde el ciudadano de apíe queda completamente informado de la obra de Isaacs, de la obra de Saldaña.

El maestro Saldaña, heredero espiritual de Julio Fajardo ha sabido dejar su huella en la ciudad. Sus esculturas no son solo ornamentos urbanos: son capítulos de una historia que Ibagué escribe con las manos de sus artistas como la cacica Dulima en la plazoleta Santa Librada o San Juan Pablo II ubicada en la Catedral, o la de Andrés López de Galarza en el viaducto del Sena, por nombrar algunas. Usted puede consultar su catálogo en su blog: https://enriqueescultor.wordpress.com/about/escultura-monumental/

Antes de despedirse, invita: “Que la gente venga, que se siente, que se tome su foto. Que diga con orgullo: en Ibagué también tenemos a Jorge Isaacs, ese gran novelista vallecaucano que en sus últimos días fue uno de los nuestros. Porque la literatura también se esculpe, y esta tierra sabe cuidar a quienes la eligen para descansar”. 

Esta crónica hace parte de la colección de publicaciones sección especial: Ibagué es una nota, iniciativa liderada por la alcaldía de Ibagué.

Por: Oscar Viña Pardo

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