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La historia de Sandra Heredia, la juez tolimense que dirigió el Juicio del Siglo
Por: Alejandro Hernández
Los caprichos del azar quisieron que, a una tolimense surgida de la clase trabajadora, le correspondiera dirigir uno de los juicios más importantes en la historia de Colombia, y sin duda alguna el más mediático de lo corrido del siglo XXI. A Sandra Liliana Heredia Aranda la vida le puso en su camino el reto de administrar justicia en el proceso contra el expresidente de la República, Álvaro Uribe Vélez, en el que la Fiscalía lo acusó de soborno a testigos y fraude procesal.
Más allá del sentido del fallo, que se conocerá el próximo 28 de julio, el nombre de Sandra Liliana Heredia Aranda quedará impreso para siempre en las páginas doradas de la Rama Judicial colombiana. Con entereza, y asombrosas muestras de carácter, la juez tolimense condujo el juicio contra Uribe. Supo sortear todo tipo de escollos legales, y ahora un país entero espera con ansias la decisión que le dicte su conciencia.
El Cronista.co se dio a la tarea de consultar fuentes protegidas, realizar trabajo de campo e indagar en documentos oficiales, para desentrañar la historia de la jueza tolimense que emitirá lo que algunos denominan el “Fallo del Siglo”, ese que, por primera vez en la historia de nuestra Nación, podría declarar culpable a un expresidente de la República y hasta condenarlo a prisión.
Una mujer hecha a pulso
Sandra Liliana Heredia Aranda nació en Alpujarra, un municipio ubicado en el extremo suroriental del Tolima, en los límites con el vecino departamento del Huila. Alpujarra es un pueblo de gente pujante, asentado en el flanco occidental de la Cordillera Oriental. Su vocación es prominentemente agrícola desde la época de la Colonia. En la actualidad, con apenas 4.000 habitantes, se destaca por su producción de café, cacao y caña panelera.
Allí nació Sandra Liliana Heredia Aranda, en el seno de una familia campesina humilde y laboriosa. Es la octava de nueve hermanos, y aunque su infancia estuvo marcada por algunas carencias materiales, el ejemplo de trabajo arduo y honestidad desinteresada nunca le faltó.
Desde sus primeros años de vida, según todavía recuerdan en Alpujarra, Sandra Liliana mostró deseos irrefrenables de superación. Estudió su primaria en la Escuela Urbana de Niñas, y luego se graduó de bachiller en el Colegio Felisa Suárez de Ortiz. Para esa época se dio cuenta que tendría que dejar atrás la tierra que la vio nacer para salir en la búsqueda de mejores oportunidades. Y dejó Alpujarra, pero no al Tolima.
De Alpujarra a Flandes
Fuentes consultadas relatan que siendo todavía una adolescente llegó a Flandes, en el oriente del Tolima. La acogió en su casa una de sus hermanas, quien sería la que la acercaría poco a poco a la Rama Judicial.
La historia de Sandra Liliana Heredia es la misma de tantos jóvenes a quienes las vicisitudes de la vida los obliga a forjar su futuro a pulso, desde cero. Aunque tuvo que esperar más de 10 años para graduarse como abogada, desde comienzos de los 90 la joven comenzó su formación académica para entrar en la Rama Judicial. Hizo algunos cursos de Estadística y Matemáticas Financiera en el Sena de Girardot, “ya que su familia no contaba con recursos para costearle los estudios universitarios”.
Así, consiguió su primera oportunidad en la Rama Judicial. Fue en el Juzgado Primero Promiscuo Municipal de Flandes donde comenzó su vida de servidor público. El 27 de junio de 1994, Sandra Liliana empezó a trabajar desde el escalón más bajo de un Juzgado: el cargo de notificador. Apenas estuvo allí 44 días, mientras cubría los periodos vacacionales de su hermana, pero fueron suficientes para enamorarse de la Rama Judicial.
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A partir de ese año, inició su carrera ascendente. Todavía la recuerdan en Melgar, donde trabajó desde agosto de 1994 como notificadora para la juez Luz Marina Sandoval Carrillo, a quien, según personas cercanas, Sandra Liliana recuerda como su primera mentora. “Ella le dio ejemplo de disciplina, responsabilidad y aprecio infinito por la administración de justicia, y la formó no solo en el ámbito laboral sino también personal”.
A finales de ese año 1994, Sandra Liliana ascendió al cargo de escribiente, más adelante a oficial mayor y luego a secretaria en propiedad. Recorrió la Rama Judicial peldaño por peldaño, sin saltarse ninguno. Tenía claro que los mejores destinos a menudo no admiten atajos.
Sandra Liliana trabajaba en Melgar, y viajaba constantemente a El Espinal para formarse como abogada en la Universidad Cooperativa de Colombia. Trabajaba y estudiaba al mismo tiempo. Hasta que el título de profesional llegó el primero de noviembre del año 2006.
Una juez ejemplar
Fue hasta el año 2009, cuando Sandra Liliana Heredia empezó su carrera como juez de la República. En mayo de ese año la designaron Juez Municipal Adjunta en Bogotá. Estuvo apenas siete meses, pues se trató de un cargo temporal, de los que en la Rama Judicial denominan “descongestión”.
Sin embargo, en el 2011, la designaron Juez Primero Municipal con Funciones Mixtas de El Espinal, cargo que ocupó hasta abril del año 2016. Su destacado trabajo también la llevó a ser oficial mayor de la Sala Penal del Tribunal Superior de Ibagué, Juez Cuarto Penal Municipal con funciones de control de garantías de Ibagué y Juez Cuarto Penal Municipal con funciones de conocimiento de Bogotá. Pero fue el primero de agosto del 2018, cuando llegó el cargo en el que la tolimense ha cobrado relevancia nacional y hasta internacional: Juez 44 Penal del Circuito de Bogotá.
“Ese cargo lo ha desempañado con respeto, dedicación y compromiso por la comunidad. Logró ubicarlo como el Juzgado más descongestionado de Bogotá, en el sistema penal acusatorio, y eso antes del juicio contra Uribe. Lo que demuestra su destacada labor desde siempre”, resaltó alguien.
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En ese cargo, la juez Heredia ha dado suficientes muestras de ecuanimidad y compromiso con la justicia. Como el proceso en el que emitió la primera condena por violencia policial en las manifestaciones sociales de septiembre del año 2020 en Bogotá. La juez condenó a 10 años de prisión al patrullero de la Policía Nacional, John Antonio Gutiérrez, por el doble homicidio de Jaider Alexander Fonseca y Andrés Felipe Rodríguez, jóvenes que salieron a protestar por la recordada muerte de Javier Ordoñez, también a manos de policías.
En otros procesos, también se ha destacado el trabajo de Heredia Aranda en casos de contratación estatal, estafas masivas, concierto para delinquir, acceso carnal violento y feminicidio. A propósito, en Bogotá resaltan el interés que en el último tiempo ha mostrado la juez tolimense por la violencia de género.
“Ha convertido los derechos de las mujeres, los niños y las mujeres segregadas en una carta de batalla. Comenzó a participar en los concursos de sentencias con enfoque de género y se la ha calificado como sobresaliente”, cuentan desde Bogotá.
Pese al vertiginoso ritmo laboral, la juez nunca cesó de prepararse académicamente. También se formó como especialista en Derecho Constitucional y Administrativo, Ciencias Penales y Criminológicas y Derecho Procesal. Lo que muestra su vigente deseo de superación y su polifuncionalidad en el sistema judicial.
El juicio del siglo
En abril del año 2024, por reparto, le correspondió a la juez Sandra Liliana Heredia el proceso que abrió la Fiscalía en contra del expresidente Álvaro Uribe Vélez por fraude procesal y soborno de testigos. Desde el principio, la juez supo de la gran responsabilidad que tenía en sus manos, al punto de solicitar que le suspendieran la asignación de nuevos procesos para poder darle celeridad y rigor al juicio del expresidente.
A lo largo del juicio, la juez tuvo que superar todo tipo de escollos. Desde tutelas que la acusaban de vulnerar el debido proceso al expresidente hasta aparentes intentos de dilatar el juicio. El riesgo de prescripción era inminente, pues en octubre de este 2025 el expresidente podría acceder al vencimiento de términos. Sin embargo, todos los obstáculos los supo sortear la juez y el juicio fluyó con sorprendente celeridad.
En más de una ocasión la juez negó solicitudes de aplazamiento a última hora o recusaciones infundadas. Por lo que la defensa del expresidente Uribe la ‘entuteló’ en repetidas ocasiones, sin nunca conseguir sus objetivos. El Tribunal Superior de Bogotá siempre las negó y respaldó el trabajo imparcial de la juez Heredia.
Y aunque el expresidente Uribe y su equipo de abogados buscó por todos los medios tumbar el juicio y eludir una sentencia, en apenas cinco meses la juez dio trámite a las etapas más gruesas del juicio oral: la exposición de pruebas y testigos, y los alegatos de conclusión. Ahora solo falta por conocer el sentido fallo, el cual se revelará el lunes 28 de julio.
Orgullo tolimense
Más allá del fallo, quedarán para la historia del país los “regaños” de la juez en medio del juicio. Como cuando le dijo en plena audiencia al expresidente Uribe: “Limítese a contestar lo que se le pregunta en el marco de la imputación, no vino a hacer aquí un discurso político, ni nos interesa su biografía”. Frase que le dio la vuelta al país entero, por la muestra de gallardía que dio ante uno de los personajes más preponderantes de la política colombiana en su historia reciente.
Por esas intervenciones y mucho más, Sandra Heredia supo representar con orgullo el carácter de la mujer tolimense. Ella dio muestras claras que proviene de Alpujarra, tierra de grandes abogados. Fabio Ospitia Garzón, exmagistrado de la Corte Constitucional; Narcés Lozano Ospitia, presidente de la Sala Disciplinaria de la Procuraduría General de la Nación; Orlando Ospitia Garzón, exdirector del CTI; Alberto Hernández Esquivel, viceprocurador de la Nación; Pablo César Ospitia, magistrado auxiliar de la Sala Penal de la Corte Suprema: son todos nombres de grandes abogados alpujarreños, junto a los cuales ahora debe figurar en mayúsculas el de Sandra Liliana Heredia Aranda.
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