El totumo, proveniente de un árbol originario de África, es un material increíblemente maleable que puede ser transformado en una variedad de objetos útiles. Sus semillas se utilizan para alimentar animales como cerdos, gallinas y búhos, mientras que su cáscara es empleada en la fabricación de recipientes y otros utensilios, especialmente en la costa Atlántica y el Tolima grande.

Muchos de nosotros recordamos haber tomado chicha helada o aguapanela caliente con queso en un recipiente de totumo. Este material multifuncional, desplazado por los productos desechables, está regresando gracias a ley progresiva que buscan reducir el uso de plásticos y otros materiales desechables. Aunque pueda parecer simple, el reaprender a usar el totumo en nuestra vida diaria requiere un esfuerzo colectivo.

Reaprender y adaptarse

La resistencia inicial a usar totumo para servir alimentos y bebidas es comprensible. Sin embargo, la higiene y la seguridad de estos recipientes dependen de quienes los utilizan. En muchos municipios de Colombia, los eventos comunitarios ya han prohibido los desechables, apoyando a los artesanos locales y protegiendo el medio ambiente al mismo tiempo. Souy testigo fiel de esa resistencia en municipios de los Montes de María, caribe colombiano.

Durante la celebración del primer Día de la Chicha en el mes de junio en los bajos de la gobernación, los indígenas del sur del Tolima resaltaron la importancia del totumo. Muchos comensales descubrieron que las bebidas tradicionales mantenían su sabor y encanto en estos recipientes. Es alentador ver cómo en el Tolima se retoman envases, cubiertos, bandejas y otros objetos de totumo como alternativas sostenibles.

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El árbol del totumo abunda en el sur del Tolima, especialmente en Coyaima y Natagaima, y ha sido una fuente de sustento para muchas familias. En el norte del Huila, especialmente en Villa Vieja, se ha avanzado en procesos industrializados para producir vajillas de lujo y totumas clásicas que son duraderas y reutilizables.

Por eso, mi llamado es a la acción, es crucial que los gobernantes del sur del Tolima aprovechen esta oportunidad para potenciar el trabajo de los artesanos locales, fomentando la exploración y comercialización del totumo. Este material, con sus múltiples usos y durabilidad, puede ser una solución ecológica para el futuro. ¡Que viva el totumo, y desaprendamos para aprender!