La ibaguereña, Marcela Bedoya, es una egresada de la tecnología en Construcción y Reparación de Instrumentos de Cuerda Frotada del Conservatorio del Tolima, a quien el sueño de su vida se le convirtió en pesadilla.

A través de una beca, la destacada luthier logró irse a cursar estudios especializados en fabricación de instrumentos en el Istituto d'Istruzione Superiore Antonio Stradivari, de Cremona, Italia, donde se encuentra desde hace más de un año viviendo una vida que se parece más a la de una “inmigrante ilegal” que a la de una becaria del prestigioso Conservatorio del Tolima.

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El sueño se tornó en pesadilla

Lo que Marcela pensó sería la mejor experiencia de su vida se ha convertido en un martirio que le tiene desgastada tanto la salud mental como la salud física, por los presuntos incumplimientos del Conservatorio del Tolima con respecto a las consignaciones que debieran garantizar su bienestar. Según su relato, ha tenido que valerse de la ayuda de personas que ha conocido durante el proceso para poder tener un lugar donde dormir.

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“Lo más reciente es que el rector de la escuela aquí, nos entregó un dinero equivalente a un mes de sostenimiento. Inicialmente no estaba completo. Yo le cuestione eso y nos completo, entonces le cuestione de dónde era ese dinero, si acaso era del Conservatorio pero me dijo que no y  que ese dinero era suyo, le pregunté si debíamos pagarle, pero reitero que no, tampoco me quiso decir porqué me daba ese dinero, ni si el Conservatorio le pagaría. Pero si me dijo que él nos daría materiales para fabricar violines para vender”, contó la luthier ibaguereña que, al parecer, hace más de tres meses no recibe dinero del Conservatorio, lo que la ha obligado a trabajar, algo que no es fácil debido a su carga académica.

Marcela afirmó que se negó a fabricar el violín porque debe responder por sus estudios y apenas puede dedicar tiempo al trabajo necesario para su alimentación. Explicó que en Colombia firmó un pagaré en blanco y que, si no cumple con su formación, este podría hacerse efectivo. Dijo haber solicitado información al Conservatorio sobre los pagos, reiterativamente durante los últimos tres meses, sin obtener una respuesta, hasta este jueves 20 de noviembre cuando la Directora del programa luthería del Conservatorio les manifestó, vía whatsApp, que les haría llegar el dinero a través del rector de la escuela en Cremona, al día siguiente.  

Retrasos en los trámites administrativos

Al parecer, los retrasos en los trámites administrativos, presunta responsabilidad del Conservatorio del Tolima, fueron desde el inicio y se tradujeron en que los jóvenes becados —pues no es únicamente Marcela— no pudieran sacar, a tiempo, su permiso de residencia; por tanto, no pudieron abrir una cuenta bancaria al llegar al país, lo que les ha obligado a recibir el dinero de su sostenimiento a través de terceros y con constantes retrasos.

“Nosotros ya tenemos cuentas porque hace poco logramos sacar el permiso de residencia para poder trabajar, entonces yo le solicite a  la Directora del programa luthería del Conservatorio que por favor nos enviara el dinero por nuestras propias cuentas, pero ella no me respondió,entonces yo hable con el director de la escuela de aca al día siguiente y me dijo que la otra semana nos llegaba el dinero, pero eso es lo que nos han dicho desde septiembre que la otra semana”, expresó la becaria. 

Una vida marcada por la música

La infancia de Marcela Bedoya estuvo marcada por la música. Creció en una familia integrada por músicos, quienes le heredaron la curiosidad y, sobre todo, el amor por los instrumentos, en especial su hermana mayor, una destacada violinista.

Estudió el bachillerato en la Institución Educativa Amina Melendro de Pulecio, pero antes de terminar el colegio la joven Marcela tuvo que enfrentar la muerte de su madre, un doloroso episodio que la alejó de la música. Sin embargo, ella tenía otra pasión: los idiomas, y fue por eso que pasó un par de semestres en la Universidad del Tolima estudiando una licenciatura en inglés, pero al final se decidió por la música.

“Cuando la directora del programa del Conservatorio me habló sobre seguir mis estudios de luthería en Cremona, Italia, yo dije claro que sí, a mí me gusta viajar y estudiar, además me daban la oportunidad de aprender los idiomas”, expresó Marcela, quien en los días que le ofrecieron la beca, había sufrido la dolorosa pérdida de su papá y vio en este viaje la oportunidad de comenzar de nuevo y empezar a sanar.

Este jueves, El Cronista. Co, logró establecer comunicación con el Rector del Conservatorio para preguntarle por el caso de Marcela Bedoya y sus compañeros, quien indicó que habían recibido un derecho de petición, esta misma semana, sobre ese tema, al parecer enviado por Marcela y que por el momento se abstenía de dar una declaración hasta no haber emitido una respuesta formal del derecho de petición.