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Coronell desnuda la farsa de la libertad de expresión

Coronell desnuda la farsa de la libertad de expresión

Opinión

Por: Humberto Leyton

¿Cuál cuarto poder? ¿Cuál libertad de prensa? ¿Cuál libertad de expresión? Nada de esto existe. Es un imaginario falso que nos han creado históricamente, y que nos han hecho creer que vivimos en un país o sociedad libre de expresarse a través de los medios y de decir lo que pensamos, pero !Mamola¡ como dijera Gaitán.

El periodismo como la religión, la educación, o cualquiera otra actividad intelectual que implique manejo ideológico, están supeditados al poder económico que es el único y verdadero poder que tiene preponderancia y supremacía por encima de todos los demás: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. Ese cuarto poder que se le adjudica a la prensa no pasa de ser un cuento chino para descrestar calentanos. Una entelequia.    

En toda sociedad, independientemente del sistema social que tenga, llámese capitalista, socialista, comunista, feudal o monárquico, los medios de comunicación siempre han cumplido el papel de instrumentos de domesticación mental e ideológica, orientadores y defensores de sus intereses, que cuando cualquiera de sus integrantes se sale de la línea trazada o se convierte en amenaza de sus intereses,  como el caso de Daniel Coronell, de la revista Semana, simplemente le ponen la mordaza y lo cambian, no importa que sea el mejor periodista o columnista que tenga el país, el más leído. Y Coronell, se  había convertido en un personaje incómodo por las denuncias contra los gobiernos de turno y las castas políticas corruptas. Cumplía a carta cabal el verdadero oficio que debe cumplir el periodista, convertirse en el contrapoder, para imprimirle equidad y dar la oportunidad que el lector, el oyente o el televidente, tenga la oportunidad de enterarse de lo que verdaderamente está aconteciendo, o que al menos tenga otra versión de los hechos. En una palabra ser un periodista honrado.

La independencia, la autonomía y el rigor periodístico de Coronell, lo llevaron a pedir explicaciones al medio en el que había trabajado durante 14 años, sobre la investigación engavetada del regreso de los falsos positivos, que publico el New York Time, primero no obstante que la revista Semana con los mismos documentos y pruebas, la tenía desde hacía más de tres meses. Este cuestionamiento al propio medio donde trabajaba, le valió la cancelación de su columna que el propio periodista comunicó en su twitter así:“Felipe López, fundador de @RevistaSemana, me acaba de comunicar la decisión de la empresa de cancelar mi columna. Le agradezco a él, a @asantosrubino [Alejandro Santos] y especialmente a los lectores por estos años”.

De Coronell podemos decir que se "enfrentó a todos los estamentos del poder en Colombia. Investigó y denunció las interceptaciones ilegales del DAS, los negocios de Agro Ingreso Seguro, la “Yidis-política” en el proceso de reelección del expresidente Álvaro Uribe Vélez, la parapolítica, el escándalo de Saludcoop, Odebrecht, los falsos testigos de Uribe. Pero pedirle una explicación a su medio de por qué se había “engavetado” la investigación sobre los nuevos falsos positivos para quedar bien con el gobierno Duque (esa que sí publicó el New York Times), fue lo que lo llevó a la calle", dice el portal de cultura y medios 70.

Y este sería en resumen, lo que se podría llamar el caso Coronell, el que desnuda al establecimiento periodístico y le quita todas las mascaras de supuestas objetividad, imparcialidad, veracidad e independencia, entra otras falacias con que engaña al lector, oyente o televidente.

Queda claro que cuando el establecimiento se siente incómodo a amenazado, no porta que el periodista sea una estrella, lo quitan del medio.

Igualmente, podríamos tomar como conclusiones que, sin duda, en este caso, pierde la llamada libertad de expresión a uno de sus mejores exponentes; pierde Semana al caer el manto de ese supuesto periodismo independiente que ejercía; gana el senador Uribe al quitarse de encima a uno de sus más valientes críticos y que el grupo Gelinki, socio de Semana, se habría podido quitar a un impertinente periodista de su revista; gana Coronell por que podrá seguir a través de sus medios y de las redes sociales haciendo un periodismo libre, crítico, independiente, autónomo y pisando poderosos callos. Es decir, seguirá perturbando el statu quo.

 

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