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Análisis

El periodismo extorsivo de Ibagué

El periodismo extorsivo de Ibagué

Una mañana destemplada me hallaba de visita en Ibagué y en mi camino de prisa a la oficina subsidiaria del diario (EL TIEMPO) fui interrumpido por dos hombres melindrosos que me rastreaban. Me invitaron con balbuceos a conversar en la trastienda de una cantina mientras las camareras desinfectaban el piso con creolina pestilente, y tres clientes todavía dormían la borrachera del último amanecer, recostados sobre las mesas.

-Permítanos dos palabritas, caballero- balbuceó uno de ellos. Ambos eran funcionarios de la Lotería del Tolima. Habían intentado en vano entregarle al corresponsal del diario (EL TIEMPO) pruebas de los elementos diversos sobre cómo el gerente y sus lacayos se ganaban los premios con alguna frecuencia, pero él (corresponsal) no les recibía la información ni la publicaba porque -aseguraban- le llegaba discretamente una porción del botín en pago por hacerles el favor de esconderle la información al público”.

El anterior fragmento hace parte del libro ‘La artillería de la libertad’ del reconocido periodista Gonzalo Guillén, quien narra su larga y brillante experiencia periodística desarrollada en el diario El Tiempo, a finales de la década del 70, en la que recorrió el país como ‘enviado especial’ en búsqueda de historias, y en Ibagué se encontró con una particular: la del ‘corresponsal y la Lotería del Tolima’.

Refleja esta historia una conducta indigna que ha sido la constante en buena parte del ejercicio periodístico en Ibagué. Lo cierto, es que transcurridos 35-40 años de ese episodio, es como si ese ‘corresponsal’ se hubiera multiplicado en el tiempo. Hoy esa insana práctica se mantiene inalterable.

Para la muestra un botón. En recientes declaraciones el exalcalde de Ibagué Andrés Hurtado se fue lanza en ristre contra un periodista de la ciudad al que calificó de extorsionista. “No puede uno callarse cuando hay un periodismo extorsivo en Ibagué”, dijo Hurtado.

Aquí lo paradójico es que a Hurtado se le olvida, que durante sus cuatro años como alcalde, contribuyó, y de qué manera, a fomentar ese ‘periodismo extorsivo’. ¿Acaso, la multimillonaria pauta publicitaria que concentró en un grupo selecto de periodistas, (la cifra de inversión publicitaria de Hurtado durante su cuatrienio es la más alta en la historia de la Alcaldía de Ibagué, ésta bordeó los 10 mil millones de pesos), no obedeció en buena medida a chantajes de lado y lado?.

Evidente, que el famoso chantaje se da en dos vías, desde la exigencia del periodista-empresario, o desde las condiciones que impone el gobernante anunciante. ‘Me da pauta o aténgase a las consecuencias’, o ‘le doy pauta pero ya sabe cómo debe proceder’, han estado siempre presentes, pero en esta ocasión rebasó todo asomo de decencia. Una pauta que se entregó con el propósito de comprar silencio y lavar imagen. Una pauta para no contradecir, no contrapreguntar, tal como se ha visto por estos días.

Los límites se traspasaron, el escaso decoro que existía, desapareció. Alguien contaba que un periodista-empresario con ínfulas de ‘poderoso e influyente’ apenas ganó Hurtado la Alcaldía de Ibagué en 2019, le decía a su círculo cercano que con esa administración tenía presupuestado obtener una pauta por encima de los $2.000 millones (sólo gobierno central).

Por supuesto que esas cifras, hoy descomunales, se han fortalecido en gobiernos endebles en lo moral y lo administrativo, donde la avidez económica de un periodismo sin escrúpulos, aprovecha la coyuntura. A propósito, las denuncias recientes sobre pautas millonarias que se han otorgado a periodistas y medios, sin previo análisis de idoneidad, es también muestra de la irresponsabilidad como se dilapida el erario.

Válido decirlo una vez más, en buena medida los altos niveles de atraso que hoy presenta Ibagué, en gran parte tienen que ver con una dualidad perversa, la de un amplio sector de la prensa junto a un amplio sector del poder, que sólo les interesa el interés particular.

 

Henry Rengifo Hernández

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