Entre comparsas, bailes y arengas, Ibagué fue escenario de la XVI Marcha Carnaval en Defensa de la Vida, una movilización que, a pesar de las intensas lluvias de este viernes 06 de junio, reunió a miles de personas comprometidas con la protección del medio ambiente y los recursos naturales del departamento, en especial jóvenes estudiantes de colegios oficiales, el SENA y la Universidad del Tolima.

La Marcha Carnaval, que también contó con representación de las comunidades campesinas de los distintos municipios del Tolima, fue organizada, como cada año, por la Red de Comités Ambientales del departamento y se ha consolidado como una tradición que refleja el compromiso de la comunidad tolimense con la preservación ambiental.

La persistencia de los manifestantes que recorrieron la carrera Quinta bajo una torrencial lluvia, generó impactó y evidenció el profundo compromiso de los tolimenses, con la defensa de su territorio. Los participantes expresaron su rechazo a proyectos extractivistas que ponen en riesgo la biodiversidad de la región, mediante expresiones artísticas, disfraces y consignas como "El agua vale más que el oro" y "Sí a la vida, no a la mina".

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La jornada concluyó en el parque Manuel Murillo Toro, donde se llevaron a cabo actividades culturales y se reafirmaron las demandas de protección a Cajamarca, al bosque de Galilea y a otros ecosistemas clave que están amenazados por proyectos económicos de empresas extranjeras.

Historial de la tradicional Marcha Carnaval

Esta iniciativa nació en 2010, como una forma de protesta contra la multinacional minera AngloGold Ashanti, que pretendía convertir a Cajamarca, reconocida a nivel nacional como la Despensa Agrícola de Colombia, en un distrito minero. Desde entonces ha crecido en participación y relevancia, convirtiéndose en un referente nacional de resistencia pacífica y expresión cultural en contra de proyectos extractivistas que amenazan los ecosistemas locales.

La Marcha Carnaval no solo es una manifestación en defensa del medio ambiente, sino también una celebración de la identidad cultural del Tolima. Con música, danza y expresiones artísticas, los participantes reafirman su compromiso con la vida y el territorio, enviando un mensaje claro: la defensa del agua y la naturaleza es una prioridad que trasciende las condiciones climáticas y las adversidades.