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Celebremos, ¡seguimos vivos!

Celebremos, ¡seguimos vivos!

Mucho se ha dicho del fin del mundo, otro tanto se ha escrito y poca atención prestan las personas a este importante suceso que posiblemente en cualquier momento llegue. Pero lo del 23 de Septiembre no fue el primer aviso o la primera amenaza que se realizaba.

Han sido muchos los intentos fallidos, se han lanzado profecías que solo ha alertado y atemorizado a la gente, que en algunas ocasiones han ido a parar al abismo del suicidio y,  todo,  por no ver la catastrófica escena que pintan muchos libros y que personas aficionadas han repetido la Apocalipsis del fin del mundo través del tiempo.

En 1996, se habló de la llegada del anticristo, por ser año finalizado en 6, y esto sucedería con exactitud el día 6 del mes 6 que corresponde a junio. Según decía el numero de la bestia 666. Una semana previa a este día las iglesias católicas tuvieron gran demanda de bautizos que hasta ese día no se habían realizado a niños y, peor aún, a personas adultas, que por temor de la presencia de seres maléficos optaron por buscar la purificación del agua bendita para poder ir al cielo.

La víspera del año de 2000 fue una cuestión sensacionalista, muchos le atribuyeron que ese sí sería el día del fin del mundo, debido a la finalización de los noventas y el cambio del calendario al 2000.

Lo curioso del 31 de Diciembre de 1999 es que ese día no finalizaba el siglo todavía, aún faltaba un año para que el siglo se completara. Un siglo está compuesto por 100 años, es decir la llegada del nuevo milenio no debió celebrarse de 1999 a 2000 si no de 2000 a 2001, quizá por eso ese día la tierra no se abrió y no hubo ni fuego, ni hubo juicio.

Aunque recuerdo muy bien que esa noche del 31 de diciembre de 1999 faltando 3 segundos para pasar al 2000 en medio de la típica canción de faltan 5 para las doce, hubo un corte de energía que genero pánico entre la gente del barrio, yo miraba las montañas para ver en qué momento se abrían, han pasado 17 años y seguimos aquí.

Otro evento reciente como el del 23 de septiembre se dio en el 2012 con la  finalización del calendario Maya, el error de esta civilización radicó en no dejar escrito que cuando finalizara el calendario no significaba que la humanidad terminaba ahí, y hasta una película de ciencia ficción y todo el terrorismo mediático nos hubiéramos ahorrado.

Llegamos al 2017, y si, México ha sido golpeado por fuertes terremotos, huracanes arrasan con el Caribe y parte de la Florida, la temperatura del ambiente va en aumento, y vendrán peores cosas. Y esto,  solo significa una cosa, o es lo más evidente, esta serie de acontecimientos es el resultado de su mal comportamiento como ciudadano, por no participar de las jornadas de días sin carro voluntario, por ese simple papelito que bota a la calle, por el mal uso que le están dando al agua, y la lista es continua. De nada le sirve ir a una iglesia y pedir que salven su espíritu si usted está haciendo mal uso de su cuerpo, y con ello maltratando el ambiente.

Y qué decir de las grandes potencias, las multinacionales y las grandes empresas que sin responsabilidad alguna, contaminan el ecosistema constituyéndose en los principales promotores de esta hecatombe.   

Hagamos de cuenta que ese fin del mundo fue la finalización de las malas acciones y las practicas que no aportaban nada y dediquémonos a prolongar la vida, hay muchas cosas que podemos aportar, volvámonos altruistas y dejemos de creer cuentos ficticios, todos quieren ir al cielo pero nadie quiere morir.

Textos: Julio Tovar

 

 

 

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