Según reportes técnicos de entidades ambientales como el IDEAM, este nevado ha perdido cerca del 45 % de su superficie entre 2022 y 2024, convirtiéndose en uno de los glaciares de más rápida desaparición en América Latina.

Las consecuencias se sienten en municipios como Murillo, Villahermosa, Anzoátegui y Santa Isabel, cuyos habitantes dependen del agua proveniente de los ecosistemas de alta montaña. Los cultivos de papa, pastos para ganadería, pequeñas agroindustrias y el turismo rural han empezado a notar disminuciones en caudal y cambios de temperatura ambiental.

“El agua ya no baja igual”, señalan campesinos de veredas como La Cabaña, El Bosque y La Cascada en Murillo, donde los acueductos veredales dependen directamente del deshielo para abastecer a la población.

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¿Qué está pasando?

De acuerdo con informes climáticos recientes, el aumento de la temperatura, los cambios en patrones de lluvia y la intensificación de fenómenos como El Niño han acelerado el retroceso glaciar.

Además, el glaciar Conejeras —parte del Santa Isabel— desapareció completamente entre enero y febrero de 2024, según reportes técnicos.

La pérdida de este glaciar reduce la capacidad de regulación hídrica, poniendo en riesgo el suministro en épocas secas.

Impacto en las comunidades rurales

Las consecuencias ya se observan:

•          Disminución de caudales en quebradas

•          Mayor presión sobre acueductos comunitarios

•          Cambios en ciclos de cultivo

•          Reducción del turismo de montaña

•          Mayor riesgo de incendios forestales

“Si el agua falta, se nos cae todo: el cultivo, la economía, hasta el turismo”, afirma una guía ecoturística de El Oso (Murillo) a Caracol.

 Importancia del Evento de Cordilleras en Ibagué

El Evento Suramericano por la Cordillera de los Andes, realizado en Ibagué en 2025, fue clave para visibilizar la situación de los glaciares y páramos, y para impulsar compromisos entre comunidades, academia y autoridades.

Allí se resaltó la urgencia de fortalecer la conservación de ecosistemas altoandinos y mejorar la gestión del agua ante la desaparición glaciar.

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Este tipo de espacios ha permitido que los habitantes rurales encuentren respaldo institucional para conservar áreas de recarga hídrica y promover prácticas productivas sostenibles. Se espera que los gobernadores a través de las corporaciones autónomas regionales tomen decisiones de alto impacto y ayuden a conservar lo poco que queda del ecosistema.

¿Qué hacer?

Expertos proponen:

•          Restaurar vegetación de páramo

•          Proteger nacederos de agua

•          Fortalecer acueductos comunitarios

•          Capacitar a campesinos en adaptación climática

•          Ordenar el turismo ecológico

•          Mantener redes de monitoreo comunitario

Pequeñas acciones como no talar bosques de encenillo y frailejón, o evitar quemas en el páramo, contribuyen a conservar los ecosistemas.

El Tolima está viviendo los primeros efectos del calentamiento global desde sus montañas.

La desaparición del hielo en el Nevado de Santa Isabel no es un fenómeno distante: es una amenaza real para el agua, la economía campesina y la vida en zonas rurales.

Las comunidades ya están actuando, pero requieren apoyo sostenido del Estado y la sociedad. Sin glaciares, las montañas pierden vida; y sin montañas, la región pierde futuro.

Estado actual y datos clave

•          En Colombia quedan solo ~30,83 km² de hielo glaciar, frente a 33,09 km² hace dos años. El Tiempo+1

•          El Nevado de Santa Isabel es considerado el más vulnerable del país y podría desaparecer antes de los próximos cinco años si continúa la tendencia. Diario La Libertad+1

•          Se estima que desde 1850, los glaciares colombianos han perdido más del 90 % de su cobertura original. Parques Nacionales Naturales de Colombia+1

El reloj corre: conservar las montañas andinas es conservar nuestra vida.