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Una válvula que ha salvado millones de vidas en el mundo.

Una válvula que ha salvado millones de vidas en el mundo.

Salomón Hakim descubrió una enfermedad y también el remedio que lleva su nombre y que ha salvado millones de vidas. Su descubrimiento es uno de los más importantes de los últimos cincuenta años en la medicina: la hidrocefalia de presión normal, el síndrome de Hakim. El capítulo de las demencias reversibles beneficia a millones de personas en el mundo. Al especializarse en neurocirugía se interesó en entender el funcionamiento del cerebro y explicar sus enfermedades bajo nuevos parámetros. La reconocida válvula de Hakim la creó él mismo en el laboratorio de su casa y la implantó por primera vez en el cerebro a un muchacho que estaba en estado vegetal y que gracias a su tratamiento recuperó su vida normal.

Salomón Hakim fabricó su válvula milagrosa como un diminuto motor de dos milímetros con pilas, alambres, cuatro bobinas, rotor y estator para hacerlo girar, todo un complejo mecanismo estudiado paso a paso. La mecánica del cerebro encontraría allí una puerta salvadora, producto de un científico que nació en Barranquilla pero que desde los tres años de edad estaba recorriendo de mano de su madre la carrera tercera de Ibagué. Se educa gracias al producto de la venta de un almacén de corbatas, camisas y telas que tenía su padre, adquirió disciplina por el estudio y el trabajo y desde adolescente desarmaba bombillas y radios para estudiar su mecanismo.

Este bachiller del colegio San Luis al descubrir ya después de graduarse como médico de la Universidad Nacional y de especializarse en Boston, el síndrome de la hidrocefalia con presión normal, introdujo la mecánica a la actividad craneana. Después las demencias tratables fueron así un capítulo de la neurología que Hakim abrió al planeta.

El hijo de un inmigrante libanés y pragmático comerciante, le enseñaba a sus hijos los trucos de la física que Salomón aprendió de manera práctica en el laboratorio de los hermanos Maristas dedicado con pasión en las horas del recreo. Allí realizó experimentos y descubrió, en medio del júbilo, la aparente magia. Este alumno diligente que termina su bachillerato en 1.940, se enamoró de la historia de la música y sus autores a lo largo de diez años en nuestro Conservatorio.

Ha sido conferencista internacional y en forma curiosa su apellido traduce del árabe precisamente médico. Y él no es uno del común no sólo porque su tesis en la Universidad Nacional fue laureada, ni porque se especializó en Boston en neurocirugía y en neurología, ni siquiera porque sus conocidísimas válvulas constituyen uno de los grandes adelantos de todas las épocas en la medicina mundial, sino porque tiene idiosincrasia propia. Por ahora tiene más de 60 publicaciones donde revela sus investigaciones mediante dibujos y fotografías que ilustran los procesos de la mecánica cerebral, sus principios básicos y muestra las patentes, 28 americanas y 45 europeas que conducen a nuevos descubrimientos como el artefacto requerido para medir la presión dentro del cráneo. Quien ha sido Premio Nacional de Ciencia y condecorado por la Universidad de Boston, cumple una labor grande por la humanidad en desarrollo de una hazaña memorable para ella.

Dato

Salomón Hakim, falleció a los 81 años en la Fundación Santa Fe de Bogotá por un coágulo en la cabeza, informaron sus familiares.

                                                                             Información y Colaboración Pijao Editores

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