Actualidad

Hazaña de un ibaguereño en los Andes peruanos

Hazaña de un ibaguereño en los Andes peruanos

"Hoy, a mis 20 años, me he convertido en uno de los colombianos más jóvenes en alcanzar una cima de más de seis mil metros sobre el nivel del mar"

                                                                                                          

Por : Cristian Alarcón *

 

El sueño se inició hace algo más de dos años cuando una buena amiga escaladora Yuyu Osorio me contó sobre su viaje a la Cordillera Blanca en Perú. Un lugar que hasta ese entonces era muy desconocido para mí, que despertó mi interés al ver tan hermosas fotografías, cumbres de más de seis mil metros, lagunas y una cultura por descubrir.

 

Solo tenía como única experiencia de montañista, haber forjado varias cumbres al nevado del Tolima, mi montaña local que no supera una altura de 5.232 msnm. Transcurrió más de un año y veía muy lejana una expedición por los Andes peruanos, pues no encontraba un buen compañero de cordada**. Después de varias salidas a la montaña le comente a Enrique Orjuela Rozo, un amigo, el sueño de los Andes peruanos, él me miró fijamente a los ojos  y simplemente me dijo: "Si, un día de estos vamos" y echo a reír.

 

 

Para marzo de este año (2017), la ilusión tomó cuerpo y se le dio forma a la expedición Ibaguereña  a los Andes peruanos. Buscamos oferta de tiquetes, los compramos y arrancó una nueva odisea, la consecución del dinero. Con tiquetes en mano invitamos a varios amigos a unirse a este proyecto, pero no encontramos una respuesta positiva, conclusión: cordada de dos para la expedición; con la ayuda de varios amigos montañistas reunimos lo que nos faltaba de equipo, un piolet por aquí, un buen sleeping por allá y el morral ya estaba listo. Llegó el día tan esperado, 24 de julio de 2017 vuelo 2 pm Bogotá- Lima, lo más internacional que había hecho era colocar mi teléfono en modo avión; desde el aire pudimos ver nuestro trofeo, la imponente cordillera Blanca, con cumbres nevadas de más de seis mil metros sobre el nivel del mar. Teníamos el objetivo a la vista.

 

Gracias a las redes sociales encontramos una amiga, Fiorella Quiñonez Colla, en Huaraz quien nos brindó hospedaje y orientación, haciendo más fácil nuestra aventura. 27 de julio a las 7 am, en una Combi (Microbus), después de recibir los consejos de un experimentado guía Victor Rimac (El peruano más joven en alcanzar la cima del Everest), nos dirigimos al valle del Ishinca, dónde nos esperaban tres cumbres por ascender; 28 de julio en compañía de Fiorella Quiñones y Rolando Cruz, dos amigos peruanos, hicimos nuestra primera cima en los Andes peruanos Urus (5.420 msnm) una montaña con una vista espectacular en donde podíamos apreciar lagunas, valles, ríos y los imponentes he intimidantes seis miles, entre ellos, el Tocllaraju nuestro principal objetivo, el cual en la noche en el campamento base tomamos la decisión de intentar su cima sin realizar otra montaña de aclimatación.

 

                                            

El 29 de julio Enrique Orjuela y yo, ascendimos al campamento avanzado a 5.100 msnm (casi a la altura de la cima del nevado del Tolima); noche fría y rodeada de hielo en donde teníamos que derretir la nieve para poder hidratarnos. 30 de julio 2 am, nos pusimos nuestro equipo de nieve e inició nuestra camita en glaciar. La noche estaba despejada, era el clima perfecto, todo apuntaba a que podíamos hacer la cima sin ningún problema, pero al pasar un par de horas por grietas y puentes de hielo llegamos a una pared de 60 grados de 50 metros de altura, algo dificultosa para la poca claridad de la noche, con suerte no tuvimos ningún contra tiempo y seguimos nuestro ascenso. A las 5 am ya los primeros rayos de luz se hacían notar acompañados de fuertes vientos que nos causaban mucho frío; así, llegamos al tramo final para la cima.  Se veía divertido pero muy peligroso, afortunadamente subí sin ningún inconveniente haciendo una estación para poder darle seguridad a mi compañero de aventura.

 

 

Después de unos 10 minutos él subió, seguimos el ascenso hasta que llegamos a un tramo peligroso, eran unos 40 metros de pared de hielo en donde tocaba recorrerla de manera horizontal, decidí seguir adelante, me encontraba en la mitad de la pared y el hielo estaba tan duro que mi equipo de nieve no clavaba, mire hacia abajo y un abismo de 600 metros me esperaba si caía, en ese momento recordé a mi madre cuando me decía:  "No se vaya a colgar de esas paredes", me daban ganas de regresar pero era imposible. Mi única opción era seguir adelante. No había otra alternativa. Tome valor y derrote al miedo, con el corazón en la mano pude terminar de ascender la pared. Realicé otra estación y le di seguridad a mi compañero. Nos dio una inmensa alegría al culminar esta etapa, se reflejaba en nuestros rostros. Ahora nos esperaba  una travesía de 30 metros a la cumbre, apenas llegamos a la cima nos abrazamos con fuerza, habíamos llegado a la tan anhelada cumbre del Tocllaraju una montaña con 6.034 msnm, era nuestro primer seis mil. La misión estaba cumplida. 

 

Sin embargo, ahora nos esperaba un largo descenso hasta el campamento. Pasaron unos 15 minutos y decidimos bajar, realizamos un rapell de 60 metros a seis mil metros sobre el nivel del mar, y seguimos nuestro descenso, estábamos muy cansados pero teníamos que bajar mucho más.  Realizamos otros dos rapell para el descenso y una marcha larga en glaciar hasta llegar al campamento. Arribamos al campamento y de inmediato nos quedamos dormidos. Fue una jornada de 15 horas siempre sobre hielo.

 

 

Ya era el primero de agosto, después de tener una noche de buen sueño realizamos el retorno a Paspha, lugar donde nos recogería el transporte para llevarnos a Huaraz. Lo que me deja esta experiencia es que no importa la edad, ni el dinero, ni condición social para cumplir nuestros sueños, siempre y cuando tengamos el deseo, determinación y pasión por lo que realmente se quiere, el resto llegará por añadidura. Invito a todos los jóvenes a creer, a soñar, y atreverse a vivir porque la vida es más de lo que la cotidianidad nos enseña. Las actividades en la naturaleza es una alternativa para descubrir nuestras capacidades y vivir de la manera más saludable. Derrotar el temor y abrir el futuro.

 

*Montañista

Cordada**: Grupo de escaladores sujetos por una misma cuerda.

 

Cristian Alarcon es estudiante de guianza turística e ingeniería ambiental y trabaja como guía en escenarios naturales

                                                 Cumbre Urus ( 5.420 msnm)
 

 

Artículos Relacionados

Noticias Recientes