Crónicas

Busco a Nerón

Busco a Nerón

Aunque su peluche lleva nombre de emperador y tirano romano, esta historia es diametralmente opuesta al protagonista del terror de esa época. Es tierna, sublime, hasta sensible y para algunos ridícula, que involucra a un niño inocente, vivas, alegre e inteligente, de seis años, que a su corta edad, sufre el dolor de la pérdida de su primer amigo e inseparable compañero.

Desde que olvidó a Nerón. un viejo perro de peluche en una de las mesas del restaurante Barbacoas, en el cañón del Combeima, hace un mes, la vida de Felipe cambió. Hoy las primera pregunta que le hace a sus padres, todos los días al levantase es: "¿Ya encontraron a Nerón?".

Durante este tiempo, sus padres apoyan al infante en la búsqueda de la mascota inerte de su hijo. Saben que Felipe perdió a uno de los seres más queridos y ellos también viven la cuita de su retoño.

Prácticamente este suceso, por simple e inverosímil que parezca, ha marcado un ingrato recuerdo en el núcleo familiar. Este peluche (Nerón), como cualquier mascota, querida y apreciada por sus dueños, se había convertido en parte de la familia y estaba presente con el niño en todo momento: en su alcoba, comedor, colegio, viajes, paseos, juegos, y en cualquier tipo de actividad de un niño de su edad. Era su amuleto, su escapulario, su santo de devoción. 

Nerón tiene las orejas y el lomo cafés, las patas y parte de su hocico blancos, pero de ese blanco grisáceo y ceniciento que con los años se vuelve plomizo. Un blanco desgastado por los juegos. Sus ojos y su nariz son tres puntos negros, redondos. La mirada siempre al frente, la cola en punta, inmóvil.

El día de la pérdida de Nerón, lo recuerdan como rezar el Padre Nuestro. Después de almorzar todos se pararon muy de prisa. La mesa quedó atiborrada de platos que ya nadie quería ver. Además por el afán que había por salir rápido para evitar los trancones a la entrada de Ibagué, nadie de la familia se dio cuenta de la ausencia de Nerón hasta que llegaron a la casa y el niño quiso jugar con su mascota inactiva, al fin y al cabo era su mejor amigo y le hablaba como a un ser vivo,  pero no lo encontró estaba por ningún lado.

A la mañana del siguiente día el papá del dueño de Nerón fue al restaurante a preguntar por el peluche. El restaurante tiene amplios espacios y por allí pasa gente de todo el país. Los dueños de Barbacoas buscaron en las dos sedes del restaurante, pero nadie supo dar información del paradero de Nerón. ¿Qué más se podía hacer?

Inicialmente se pensó en reponer a Nerón por otro peluche igual. El papá del dueño de Nerón fue a una fábrica de peluches y con fotos antiguas de Nerón mandó a fabricar uno igual y lo presentó como el reemplazo. El blanco del nuevo peluche era mucho más reciente. El niño lo aceptó en casa, pero solo como una compañía mientras aparecía Nerón. Luego se tendría que ir. Con el paso de los días el niño cambió de opinión y dijo que cuando volviera Nerón el nuevo integrante se podría quedar, que ahora serían hermanos y que también ayudaría a buscarlo.

Los días iban pasando y el niño seguía preguntando por su mascota. Eso fue lo que impulsó al papá del dueño de Nerón a crear una página de Facebook llamada Busco a Nerón. Inclusive pagó algunos días de publicidad para que la información llagara a más gente, y lo ha hecho. Muchas personas han compartido las publicaciones de Busco a Nerón y desean su pronto regreso. Pero Nerón sigue sin aparecer.

Algunas personas comentan en el grupo de Busco a Nerón que por qué no compran otro peluche y ya, que crear un grupo para buscar un peluche perdido es innecesario y hasta ridículo. Esas personas no entienden que Nerón no solo es un peluche sino que es la expresión más esencial del amor de un niño que apenas comienza a vivir.

En los juguetes los niños depositan cualidades humanas que los van preparando para cuando sean grandes. Juntos odian lo que les produce miedo. Con sus juegos van asimilando conceptos que reciben de su entorno pero que, por su edad y el lenguaje que apenas están desarrollando, no pueden ejercitar con las personas que los rodean. El dueño de Nerón estaba aprendiendo a relacionarse con su entorno, a canalizar su energía física teniendo a su amigo como contrapunto.

Con la búsqueda de Nerón el niño está aprendiendo que no todas las cosas de la vida se pierden y se reponen y que hay algunos lazos que para algunas personas pueden ser banales, pero que es en esos pequeños apegos en los que se manifiestan la inclinación de los seres humanos por el cariño y el afecto que nos permiten continuar a pesar de todo.

La búsqueda de Nerón sigue en pie. Si alguien sabe algo puede comunicarse al teléfono 304 6553251 o visitar la página de Facebook Busco a Nerón. Su amo lo está esperando y su nuevo hermano lo quiere conocer.

Texto: Camilo Jiménez

Fotos: suministradas

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