Historias

Las crónicas trascendentes

Las crónicas trascendentes

Convertirse en uno de los mejores y más prestigiosos cronistas de la historia del país, señalan a Germán Santamaría como uno de los forjadores tolimenses de hazañas al lograr varios resonados premios internacionales de periodismo y de novela, ser traducido a varios idiomas, ganar seis veces el premio nacional de periodismo Simón Bolívar y alcanzar elogios de personalidades como Gabriel García Márquez, Germán Arciniegas, Mario Benedetti o Mario Vargas Llosa.

 

El escritor, oriundo del Líbano, transformó en leyenda mundial la tragedia de la niña Omaira Sánchez, uno de los casos más dramáticos de la desaparición de Armero, cumple treinta y cinco años de contínuo ejercicio de su profesión y ha estado en primera línea como corresponsal de guerra en varios lugares del planeta.

 

Pocos escritores colombianos como él han alcanzado, cada vez que aparecen, una trascendente resonancia continental. Desde su  libro inicial de cuentos, Los días del calor, cuando apenas frisaba los 20 años, el autor, nacido en el Líbano, Tolima, en 1.950, logró el Primer Premio Internacional de la Organización Continental Latinoamericana de Estudiantes, OCLAE, en donde jurados como Mario Benedetti recibieron con entusiasmo al joven escritor latinoamericano. Luego, con Morir ùltimo, su segundo libro de cuentos, clasifica como finalista en el Premio Internacional Casa de las Américas, de Cuba y, cuando escribe su primer informe sobre el río Magdalena en el diario El Tiempo, periódico donde se convierte en el cronista estrella durante más de una década, se hace ganador al Premio Simón Bolívar de Periodismo. Más adelante iría a ser galardonado con el internacional Merhengiger de Canadá gracias al drama expresado por Omaira, personaje que universaliza al describir la tragedia de Armero. Con su primera novela, No morirás,  repercute de nuevo en América Hispana al obtener, por unanimidad, el Primer Premio Iberoamericano de Primeras Novelas otorgado por Chile. Un jurado de altísimas calidades intelectuales, Antonio Skármeta de Santiago, Eduardo Gudiño Kieffer de Buenos Aires y la candidata al Premio Nóbel por el Brasil, expresan, en el acta, cómo se sienten frente a un importante escritor y, de qué manera, el lenguaje, la temática y el corpus general del libro sorprenden por su precisión y maestría. Pero las buenas noticias no paran con la importante distinción, sino que, en julio de 1.995, apareció vertida al francés por nadie menos que el profesor Jacques Gilard, el traductor de obras de García Márquez. Más adelante, Jorge Alí Triana la llevó a la televisión en un largo metraje que fue observado por millones de colombianos.

 

La novela No morirás  salió en  la famosa Colección de obras representativas de la literatura universal  que, cada año, por cuenta de la Unesco, publica un libro por idioma traído al francés. Y aún no es suficiente. Santamaría ve, igualmente, su novela traducida al chino, al italiano y al inglés. Ahí está, entonces, el resultado de un hombre disciplinado y talentoso que brilla en el firmamento de las letras y cuyo trabajo está consignado en los libros mencionados, además del libro de cuentos Marilyn, publicado por Pijao Editores, Valencia Editores, despúes, y por Oveja Negra  en su colección de los 100 mejores escritores colombianos de todos los tiempos.

 

Quien fuera Presidente del Círculo de Periodistas de Bogotá, C.P.B., escribió su novela en uno de los más crudos inviernos en Nueva York y con una fidelidad asombrosa, en un alarde de memoria impresionante, recreó lugares, plantas, personajes y sensaciones para ambientar la atmósfera mágica pero triste de la historia que cuenta. La escribió con pasión, igual a la impuesta a sus excelentes crónicas que marcaron sin duda una época en el periodismo colombiano y con la misma convincente energía en el lenguaje. La novela es la ternura y la violencia que tanto le atrae como tema y que tanto le duele como vida. Así como fue el primer periodista del mundo en llegar a Armero, es el primer novelista que se consagra en el mundo con una temática de fondo que revive la horrible tragedia.

 

El hijo de campesinos cultivadores de café en el Líbano, nieto de un coronel conservador de la guerra de los mil días, amante al tiempo de la acción y de la vida apacible del campo, vive fascinado por la historia de hombres temerarios y legendarios que se juegan la vida. Está lejos temporalmente de aquel tiempo pero cerca en espiritu para revivir los dramas que reflejan los eternos conflictos del hombre. Tal vez por su condición de eterno infante asombrado es que declara cómo se ha pasado la vida observando y por ello mismo ha sufrido como en carne propia las experiencias ajenas.

 

Este vigoroso periodista que ha ejercido el oficio por más de 35 años en los más importantes medios de comunicación del país, que ha visto sus textos traducidos en destacados periódicos y revistas del mundo entero, que comentó libros por largos años en la revista Diners, fue profesor de literatura en secundaria, bibliotecario de un colegio, topógrafo titulado, director y actor de teatro, conferencista en universidades, representante diplomático de Colombia ante el gobierno de los Estados Unidos, en Nueva York, la selva de cemento donde alejó el frio del invierno evocando y escribiendo sobre el calor de los fulgurantes llanos del Tolima.

Por Carlos Orlando Pardo. Año 2002.

Santamaría, fue director de la revista Diners, donde se anotó proclamados triunfos, siendo el último la conmemoración de los 40 años de la publicación al celebrarlos con la edición de la novela de Juan Gossaín La balada de María Abdala, acompañadas de las ilustraciones de Fernando Botero, un hecho sin precedentes en la historia de las revistas colombianas.

 

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