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Espinosa Acuña no fue profeta en su tierra
El sueño del futbolista Yeferson Steven Espinosa Acuña era jugar con la vinotinto y oro, así lo proyectó desde que entró al campo de entrenamiento del Maracaná Fútbol Club a los 7 años de edad en compañía de sus padres que siempre lo han alentado a seguir en el deporte de su corazón.
A los 12 años pudo exhibir su magia en el máximo torneo de fútbol infantil y prejuvenil, el torneo Pony Fútbol realizado en Medellín, ese mismo que le permitió a James Rodríguez, nuestro 10 de la selección Colombia, ascender de manera vertiginosa con la pecosa como le llaman cariñosamente al balón de fútbol.
Su carrera como deportista la realizaba de manera paralela con sus estudios, condición de sus padres para seguir representando al Tolima en los diferentes eventos nacionales como el torneo Sub 15 con el Real Tolima.
Espinosa Acuña esperaba ese guiño que le permitiera quedarse en Ibagué y jugar en la categoría profesional, pero nadie es profeta en su tierra y por eso decide ingresar a sus 17 años a las divisiones menores de la máquina amarilla de Alianza Petrolera de Barrancabermeja, en su posición habitual como delantero.
Los tolimenses Kevin Bonilla y Sebastián Duarte acompañan al 9 que tiene como virtudes el buen posicionamiento dentro del campo, aunque aún no se acostumbra al fuerte calor que hace en la ciudad petrolera de Colombia.
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Espinosa sigue estudiando a Ronaldo, su jugador referente, lo analiza una y otra vez contemplando sus mejores presentaciones en los equipos internacionales, y esas cualidades de uno de los mejores del mundo en la década de los 90´s lo llevan a repetir una y otra vez sus movimientos, porque el talento ya lo tiene
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